lunes, 7 de diciembre de 2009

Los libros electrónicos


Parece que en pocos años vamos a ser testigos de un nuevo cambio en nuestras vidas equiparable a la llegada de los ordenadores, Internet o los teléfonos móviles: los "eBooks". Acostumbrados a tener en nuestros hogares un espacio dedicado a los libros, parece que en un futuro no será necesario, ya que cabrán todos en la palma de la mano.


La primera reacción de muchas personas no se ha hecho esperar y, la verdad, no ha sido del todo satisfactoria. La mayoría rechaza el sistema porque con él se pierde el placer de pasar páginas y el agradable tacto de un libro entre nuestras manos. Se muestran escépticos porque consideran que nunca llegará a calar entre la gente un aparato tan sumamente impersonal y frío como un libro electrónico. Otro de los mayores hándicaps que aducen es que es realmente incómodo para la vista contemplar una pantalla de cualquier objeto electrónico, mucho más que observar la tinta impresa.


Ciertamente, la sorpresa de muchos ha sido palpable cuando han tenido un libro electrónico en sus manos, ya que la imitación de estos a las hojas de papel es asombrosa: ya no hay brillos, tampoco problemas con la luz ni deslumbramientos indeseables. Sin embargo, aunque parezca que la actitud de la mayoría es la de rechazo a la novedad, lo cierto es que, tras observar los primeros ejemplares a la venta, la decepción es mayúscula. Su lentitud a la hora de trabajar o pasar páginas, su aspecto poco atractivo, su frialdad, su falta de opciones de configuración... hace que todo el mundo tenga más clara su opción: continuar con la letra escrita.


Aún tienen que mejorar mucho las cosas para que cambiemos de soporte. Ahora bien, solo tenemos que recordar lo que han cambiado para mejor los ordenadores, Internet o los teléfonos móviles, para darnos cuenta de que, dando tiempo al tiempo, en un futuro no muy lejano, los libros electrónicos harán que ahorremos mucho espacio en nuestros hogares. Si es que, como dice el refrán, no hay mal que por bien no venga.

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