miércoles, 4 de noviembre de 2009

LA TRISTE HISTORIA DE STIEG LARSSON

Stieg Larsson era un escritor sueco que alcanzó la fama póstumamente gracias a la publicación de la trilogía Millenium (Los hombres que no amaban a las mujeres, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina y La reina en el palacio de las corrientes de aire). La verdad es que la historia de su vida es realmente triste, porque tras su trágica muerte alcanzó la fama y se convirtió en casi un héroe o casi un mito en su país y él no llegó ni siquiera a enterarse del éxito de su producción literaria.

La verdad es que escribía por vocación. Cuentan que ya a los doce años lo hacía con una antigua máquina de escribir que aporreaba insistentemente por las noches. Tenía que hacerlo en el garaje porque no dejaba dormir a la familia. Siempre ha llevado una vida comprometida por causas justas, como la lucha a favor de las mujeres, contra el racismo o contra la extrema derecha antidemocrática. Esos fines tan legítimos consiguieron, sin embargo, que se granjeara varios enemigos, por lo que hay quien dice que su muerte por un ataque al corazón es una cortina de humo para tapar una auténtica conspiración para acabar con su vida. Lo cierto es que se comenta por los derroteros de Internet que llevaba una vida de excesos con el tabaco (fumaba más de tres cajetillas diarias), con el café y con la comida basura, razones más que suficientes en los tiempos que corren para un final así.

Si todo esto no es ya suficientemente triste, lo es más aún la historia de su compañera sentimental. Eva Gabrielsson nunca se casó con él porque Stieg tenía miedo de que su nombre figurara en algún registro y por ello pudiera ser asesinada o amenazada. Entonces, convivían sin papeles de por medio. Tras el impresionante éxito de la trilogía, alguien debe “recaudar” todo el dinero derivado de los derechos de autor. Su compañera desde hacía más de treinta años y, según ella misma afirma, una de las partícipes de la gestación de uno de los mayores best-sellers de todos los tiempos, se merece ese dinero. Pero la justicia no mira este tipo de cosas, sino que busca relaciones familiares para comprobar quién debe llevarse los beneficios: la familia del escritor (padres y hermano). Curiosamente, parece que la relación de Larsson con ellos no era del todo cordial, por decirlo suavemente. Ya está servida la polémica y la guerra legal. Lo cierto es que la viuda amenaza con la publicación de un libro con todos los detalles sobre esta batalla por el dinero y las manipulaciones de la familia del malogrado escritor.

Polémicas aparte, lo cierto es que el éxito de estas tres novelas es tal que el séptimo arte no ha querido desaprovechar este gran momento y se ha estrenado ya recientemente en las taquillas españolas la segunda parte de esta trilogía. La gallina de los huevos de oro está dispuesta y nadie quiere quedarse sin su parte. Lo más triste es que, después de todo, Stieg Larsson no puede ser testigo de su propia fama por caprichos del destino.

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